Estamos de enhorabuena
Nuestra alumna Isabel Niño gana el 1er Premio Nacional del concurso anual Carta a un Militar, con su carta ‘Bárbara, en la tormenta y en la calma’, organizado por el Ministerio de Defensa España
Felicidades Isabel, te animamos a seguir escribiendo así
En breve recogerá el premio en Madrid de manos de la Ministra de Defensa. Enhorabuena a la alumna, a su profesora, Ms Elena Raulet y al proyecto Ítaca que fomenta el gusto por la lectura y escritura de todos nuestros alumnos desde que son pequeños.
Esta es la bonita carta de nuestra alumna:
Mi querida Bárbara: ¿Qué tal todo por allí?
Aquí hace frío y el cielo amenaza tormenta; de hecho, están empezando a caer las primeras gotas. Tengo la ventana abierta porque ya sabes cómo me gusta el olor a lluvia. Y fíjate, ¡tiene gracia!, aunque dicen que sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, no hay un solo día que no me acuerde de ti, amiga Bárbara, cada vez que veo tu bata blanca colgada en la consulta.Ahí sigue,recordándonos tu gran decisión, tu gran sueño…
El aroma que entra por la ventana me transporta a aquel día lluvioso de septiembre cuando las dos, recién graduadas en medicina, corríamos por tu calle lanzando nuestros sueños al aire entre gritos y risas, ¿te acuerdas? Te faltaba la respiración para contar tantos proyectos, pero ya te cuadrabas ante un superior imaginario y me decías que lo tuyo era la sanidad militar.
¡Bárbara! ¡No te puedes imaginar el relámpago que acaba de cruzar el cielo! Recuerdo que tu decisión cayó igual que este rayo en tu casa. Nadie lo esperaba ni lo compartía por más que explicabas que tu sueño era combinar tus dos pasiones sirviendo a los demás como militar y como médico en Afganistán, apoyar a las tropas y hacer labores humanitarias en esa zona de conflicto, participar en la formación de niños, proporcionando a la vez seguridad y salud para hacer de este mundo un lugar mejor. Llorabas a mares (¡igual que llueve ahora! ¡si vieras…!), intentando que tu familia comprendiera que, como mujer, aspirabas a tener las mismas oportunidades que tus hermanos, que ya estaban ejerciendo la carrera militar.
Al cabo del tiempo, cuando las dos conseguimos plaza en la clínica, sabía que serías la mejor profesional y no me equivoqué. Los niños te adoraban y muchos aún preguntan por su pediatra favorita, que les hacía palomitas de papel con las recetas, enseñándoles que son un bonito símbolo de paz y que hay que luchar por ella para ayudar a los demás. Conociéndote, te diría que también eran un símbolo de tus ansias de volar para cumplir tu sueño de entrar en las Fuerzas Armadas…
Un día levantaste el vuelo y ya nada te pudo parar, ni siquiera los comentarios de aquel “compañero” nuestro que resonaron por toda la clínica como un trueno cuestionando el papel de la mujer en el ejército (no te lo vas a creer, Bárbara, pero ¡está tronando ahora mismo!). Hoy incluso él sabe bien que, en tu chaleco de combate, además del fonendo, llevas insignias y medallas a la altura del corazón, de donde nacen el amor, el compromiso y la valentía.
Y es que eres literalmente “bárbara”, una mujer de combate, intrépida y valiente, a la vez que una mujer de paz, humana y solidaria. Te diría que, con ese nombre, estabas predestinada a ser quién eres. Pero, además, eres mujer, y las mujeres somos luchadoras, libramos grandes y pequeñas batallas a diario en la familia, el trabajo, e incluso por nuestra propia condición femenina en un mundo a menudo hostil. ¿Quién mejor que nosotras para el combate? Y ¿Quién mejor que nosotras para la paz, para escuchar y entender el sufrimiento, para crear espacios de confianza y comunicación con otras mujeres y niños de la población civil que son víctimas de violencia?
No puedo pensar en nadie mejor que tú para garantizar la asistencia sanitaria a las poblaciones civiles en zonas de conflicto donde es necesaria la fuerza militar para garantizar la ayuda. Te aseguro que eres un ejemplo para mí y para otras mujeres. Has librado una gran batalla de la que has salido victoriosa demostrando que, para ser militar, sólo es necesario tener un corazón grande. Por cierto, se aleja la tormenta y yo sigo acordándome de ti. TQM!!!
P.D. Mañana voy a solicitar mi ingreso en la Escuela Militar. ¡Te cuento más en la próxima!